Me acuerdo de esos partidos que veía de pequeña con una sonrisa en la cara al ver a mi Atlético y a ese chico rubito con pecas, a ese joven que todos llamaban Niño, ese que ha sabido defender los colores como ninguno, ese que los lleva en la sangre, ese que sabe lo que es este sentimiento, ese que con su carisma, con sus ganas, con su juego, con su alma nos ganó a todos , ese que cuando se fué nos dejó a todos con un sabor agridulce, porque se fué para crecer mas aún futbolisticamente, y vaya si lo hizo, pero sigo creyendo que su salida no fue un adiós sino un hasta luego, Niño, el Calderón siempre será tu casa y esta siempre será tu afición, ETERNO 9-
